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A las y los que marcharon a Sainte-Soline

(Original y material gráfico: https://lessoulevementsdelaterre.org/blog/a-celles-et-ceux-qui-ont-marche-a-sainte-soline)

Ya han pasado vairias semanas desde aquella jornada del 25 de marzo en Sainte-Soline, que quedará grabada para siempre en nuestra carne y en nuestra memoria. Desde entonces, el tiempo ha quedado suspendido en una especie de toma y daca entre las ofensivas agresivas del gobierno y nuestras contraofensivas destinadas a difundir algunas verdades sobre lo sucedido y el contexto político actual. Esto nos llevó, entre muchas otras iniciativas, a aceptar unas condiciones bastante desagradables en determinados canales de televisión. Por el bien de las y los heridos y por lo que nos vino encima, no podíamos dar rienda suelta de nuestra indignación frente a tanta indecencia y tantas mentiras por parte de un ejecutivo desquiciado. Pero ahora toca ir más allá de las reacciones de emergencia y tomarnos el tiempo necesario para plantear una serie de cuestiones legítimas. Solo estamos al principio de la necesaria revisión crítica y colectiva de ese fin de semana que habíamos preparado desde hacía meses, pero nos parece importante compartir con vosotras algunas de las explicaciones e interpretaciones sobre lo ocurrido.

Nos gustaría compartirlas con todas las personas que caminaron 12 kilómetros ese día y con las que intentamos, como hemos podido, rodear las obras de la megabalsa de Sainte-Soline. Con los y las que se decidieron a venir en el último momento o que llevaban mucho tiempo preparándose para ese día. Los y las que llegaron en convoy de bicicletas desde Bretaña, o las y los que se tomaron un descanso entre un bloqueo y una manifestación, para venir a Deux-Sèvres. Todas las personas que acudieron en masa desde Italia, Alemania, Suiza o Bélgica. Los y las que consiguieron escabullirse de los controles policiales para levantar el campamento o unirse a él durante la jornada del viernes. Pero también a las y los que tuvieron que sufrir los controles pesados de la policía en Melle los días anteriores, y los y las que se quedaron para vigilar las instalaciones del festival. Y por último, pero no por ello menos importante, a todas aquellas personas que no pudieron venir pero que nos apoyaron con el corazón.

Lo que realmente nos importa es encontrar las manerasde seguir luchando juntas, por eso compartimos estas reflexiones, por más imperfectas y fragmentarias que sean. Aún nos falta la distancia crítica necesaria para poder sacar muchas conclusiones positivas sobre los acontecimientos concretos del 25 de marzo, ni sobre las perspectivas de largo plazo de la lucha contra las megabalsas de los Deux-Sèvres. Esto necesita su tiempo y se hará en varias etapas. Pero para empezar, creemos que es importante recordar cómo hemos llegado hasta aquí. ¿Cuál fue el contexto y la relación de fuerzas que condujeron a la jornada del 25 de marzo?

I. Algunos antecedentes

Parar las megabalsas

Desde hace dos años, la lucha contra las megabalsas ha experimentado una aceleración sin precedentes, tanto en lo que se refiere a la diversificación de los gestos de protesta como al nivel de participación.

En septiembre de 2021, las obras de construcción de la megabalsa de Mauzé-sur-le-Mignon fueron invadidas alegremente por 500 personas y un convoy de tractores. El resultado: una excavadora desarmada y manifestantes plantando cara a la policía.

El 6 de noviembre de 2021, 3.000 personas abandonan voluntariamente la obra de Mauzé-sur-le-Mignon, custodiado por más de 1.000 polis y en cuyo interior les esperan con impaciencia miembros de las organizaciones agroempresariales FNSEA y Coordination rurale. Hay una buena razón para ello: la marcha prefire desmantelar la balsa vecina de Cram-Chaban. La gente arranca sus lonas impermeabilizantes y su bomba de agua se desmonta con la Confédération Paysanne. Para el grupo de coordinación Bassines non merci (BNM), la Confédération Paysanne y Soulèvement de la Terre, este gesto atestigua el imperativo político de parar estas obras: no tanto a través de manifestaciones tradicionales que desarmando colectivamente las infraestructuras.

En marzo de 2022, en La Rochénard, la coordinación optó por no entrar en la zona roja, y la multitud de 6.000 personas decidió desmontar, en su lugar, las tuberías de una megabalsa en construcción situada en las cercanías.

Los días 29 y 30 de octubre de 2022, por primera vez en Sainte-Soline, unos 8.000 manifestantes divididos en tres columnas desafian con tácticas diferentes las filas de la policía. Una de las tres columnas invadió la balsa tras unos enfrentamientos consecuentes, antes de que se le unan las otras columnas bailando farandolas. Sin embargo, la columna que había ocupado brevemente la obra fue sometido a un intenso fuego de granadas, y el final de la manifestación estuvo determinado por un tipo de enfrentamiento que prefiguraba la situación a la que nos tuvimos que enfrentar el 25 de marzo: un único punto de confrontación frente a la fuerza policial que custodia la balsa.

Al final de esta acción, la obra se paralizó durante quince días porque se habían derribado las vallas que la rodeaban, pero sobre todo porque la visibilidad y la correlación de fuerzas en torno a estos proyectos ya habían traspasado un umbral.

Aunque no siempre podemos paralizar por completo las obras, sí podemos contribuir a crear una situación inmanejable y demasiado costosa para nuestros adversarios. Sólo se han construido dos de las dieciséis balsas previstas en la región de Deux-Sèvres. Todavía no se ha iniciado ninguna otra obra, aunque hay varias previstas. Esto se puede ver como una consecuencia directa de las manifestaciones protagonizadas por las organizaciones, pero también del trabajo anónimo de los y las artesanas nocturnas que desarmaron trece balsas de la región, así como de la ingente cantidad de investigaciones científicas críticas que han permitido derrotar los argumentos de la agroindustria.

La estrategia general

El objetivo de la lucha contra las megabalsas que libran la Confédération Paysanne, BNM y Soulèvements de la Terre es detener las obras e imponer las condiciones para un verdadero debate sobre el uso y el reparto del agua como bien común. Pero esto necesita su tiempo. La primera batalla de Sainte-Soline no había conseguido detener definitivamente el proyecto, y sabíamos que una nueva movilización por si sola tampoco lo lograría.

En línea con el lema “Ni una balsa más”, los acuerdos y el sentido común que hemos ido construyendo poco a poco con los distintos colectivos y organizaciones implicados en la lucha nos llevaron a apostar por manifestaciones contra la nueva serie de balsas en construcción, en lugar de combatir las estructuras más antiguas. Tras la manifestación de octubre, y a falta de la puesta en marcha de otra obra, la balsa de Sainte-Soline, aún en construcción, se nos impuso, pues, como el objetivo a abordar. Perfectamente conscientes de la dificultad de intentar reproducir dos veces el mismo tipo de acción en el mismo lugar, estudiamos detenidamente otras posibilidades durante semanas, pero al final ninguna de ellas respondía a los criterios comunes para una nueva movilización.

Fijamos cuatro objetivos para el encuentro de marzo

– reunir al menos al doble de personas que en octubre;

– visibilizar más claramente el compromiso de los y las campesinas con la lucha;

– conseguir que la manifestación volviera a tener impacto en la misma obra. Nadie en el grupo de coordinación preveía un simple paseo por el campo, o una manifestación ajena a cualquier objetivo estratégico;

– crear las condiciones materiales para que los debates y encuentros sobre el agua se desarrollen en buenas condiciones, y sacar a relucir la dimensión internacional de la lucha.

Mellois no es un desierto

La fuerza del colectivo BNM reside en haber conseguido, gracias a su tenacidad, combinar una lucha de base contra la construcción de las balsas con una reflexión más amplia sobre el reparto del agua. Para muchas, celebrar dos días de debates, conferencias y conciertos durante la próxima movilización era tan importante como la propia manifestación. Dada la precariedad del lugar, parecía necesario disponer de un lugar permanente. Para ello, el municipio de Melle se ofreció valientemente a acoger actos al margen de la manifestación. También fue una forma de mostrar con toda claridad el apoyo de los municipios contra los megabalsas.

Desde hace dos años -y este es uno de los méritos de esta lucha- cada acto que organizamos juntas amplía considerablemente el alcance de la lucha y permite sellar nuevas alianzas. Uno a uno, la mayoría de los actores locales se han puesto de su parte y han contribuido a denunciar la aberración de este tipo de proyectos y sus consecuencias a largo plazo. Organizar en Melle una celebración y conferencias fue, por tanto, también una forma de dar a visibilizar a las personas que viven en esta zona y que hacen posible las grandes movilizaciones. Fue una forma de poner de relieve que el Mellois no es un desierto, sino una zona poblada por gente luchadora que se toma muy en serio el lugar donde vive.

En cuanto al contexto político local, fue impresionante descubrir el número de personas dispuestas a acoger la lucha, poner a disposición sus herramientas de trabajo (un tractor para los agricultores, una camioneta de plataforma para los artesanos, un manipulador telescópico), ceder su tiempo, facilitar información o movilizar sus redes. A pesar de que gran parte de la población apoya la lucha contra las balsas, el contexto político local es tenso y la FNSEA domina la vida política de la región de Deux-Sèvres. Así que no es fácil encontrar un sitio donde puedan acampar miles de personas y plazas de aparcamiento sin exponerse a un cierto clima de hostilidad.

¿Quién es ajeno a la tierra: el agua o los ecologistas?

Una de las estrategias del gobierno y de los partidarios de las balsas es enfrentar a los agricultores con los ecologistas. Según ellos, la lucha contra las megabalsas la llevan a cabo únicamente ecologistas que no entienden nada de los problemas y dificultades del mundo agrícola. Sin embargo, los y las campesinas llevan años luchando contra el acaparamiento de agua. Los conflictos en el seno del mundo agrícola son fuertes, pero a menudo se rebajan y se ignoran.

Durante la manifestación de la Primavera hortelana, en marzo de 2022, los tractores de los campesinos comprometidos contra las megabalsas fueron invisibilizados, en parte porque no podían unirse a la manifestación debido a un bloqueo policial. Tras la explosión mediática del tema, y su focalización en la violencia, nos parecía vital volver a subrayar la fuerte presencia de campesinos y campesinas en esta lucha. Así que un convoy de unos cincuenta tractores procedentes de toda Francia se preparó para acudir a la movilización, con el objetivo de llegar al campamento el viernes. La presencia de los tractores era muy importante ya que la FNSEA se había manifestado el 22 de marzo en La Rochelle a favor de las balsas y los pesticidas.

Este contexto explica por qué no organizamos una manifestación, sino tres actos distintos pero complementarios:

– debates, conferencias y mesas redondas con gente venida de otros países, acompañadas de conciertos, comidas y bebidas para 10.000 personas.

– un convoy de tractores, acompañado de varios convoyes de coches, entre el viernes y el sábado por la mañana.

– una manifestación de más de 20.000 personas, que se tuvo que celebrar en otro lugar distinto a Melle, en un sitio que no dispone de infraestructuras para acoger a tanta gente.

2. Tácticas en un terreno conocido

El dramático resultado de la manifestación del sábado y las locuras que continuaron con las declaraciones de Darmanin y consortes han invisibilizado en gran medida la diversidad del fin de semana. Aunque nuestra mirada se centra en lo que ocurrió el sábado, es importante recordar otros elementos que reflejan las formas heterogéneas en que la gente participó en el fin de semana. En Melle, a pesar de la presión ejercida por los constantes controles policiales, más de 20.000 personas se reunieron y disfrutaron de grandes momentos de convivencia.

Manifestación el jueves, acampada el viernes

La acampada estaba prevista inicialmente para el jueves, pero para coordinarnos con el movimiento contra la reforma de las pensiones, decidimos no montarla hasta después de la manifestación sindical. Además, la logística del acontecimiento antes mencionado de Melle había consumido una parte importante de nuestras fuerzas, por lo que el campamento era bastante precario y no podía acoger a miles de personas durante varios días. Por último, era muy importante mantener en secreto el día y el lugar durante el mayor tiempo posible, pues ya se había montado un campamento en octubre pasado, y la Prefectura podía haberlo previsto y dificultarnos la instalación.

A pesar de ello, 300 personas consiguieron acampar el viernes por la mañana, de acuerdo con una organización milimetrada en una zona cuidadosamente dividida desde hacía una semana, para hacer aparecer –delante de las narices del dispositivo policial- tiendas de campaña, instalaciones médicas, generadores, váters secos, etc., para montar un campamento que acogió a unas 5.000 personas el viernes. Pero después de semejante operación, quedaba poco tiempo de debate para preparar la manifestación del día siguiente.

Be water, incluso encima de un tractor

A primera hora de la tarde se anunció una concentración pública en Lusignan, donde el convoy de tractores debía reunirse con delegaciones internacionales para una rueda de prensa. A medida que se acercaban a Lusignan, quedó claro que los prefectos de los departamentos de Vienne y Deux-Sèvres iban a hacer todo lo posible para impedir que los tractores llegaran al campo. Para aumentar las probabilidades a su favor, los y las campesinas decidieron alejarse de Lusignan y dirigirse directamente a la N10 para acortar el trayecto. Este cambio imprevisto de ruta obligó a los gendarmes a desplegarse en la N10 y bloquear apresuradamente las salidas de la carretera principal. En respuesta, una comitiva de varios centenares de personas partió del campamento para echar una mano a las y los campesinos. Ante el fuerte dispositivo de seguridad desplegado en la salida de la carretera principal y en los puentes sobre la línea de tren de gran velocidad (LGV), que hacían prácticamente imposible acceder al campamento desde la carretera principal, la comitiva decidió invadir las vías. Esta acción obligó a una parte del dispositivo policial a abandonar su posición para intervenir, por lo que tenía que despejar uno de los puentes. Al final de la tarde, la carretera nacional N10 y la línea de alta velocidad París-Burdeos estaban bloqueadas. A pesar de los intentos de negociación de los portavoces de la Confédération Paysanne, las autoridades seguían negándose a dejar pasar a los tractores.

Ante la inflexibilidad de las autoridades, los campesinos improvisaron. A pocos kilómetros de la última salida por la que se podría llegar al campo, los tractores escaparon a su escolta en una salida de carretera épica: abandonaron la autovía para iniciar una carrera con los gendarmes por caminos rurales, antes de conseguir infiltrarse en la zona prohibida y cruzar in extremis el puente despejado anteriormente. Al final del día, los tractores llegaron al campamento rodeados de uno explosión de alegría.

La instalación del campamento y el paso del convoy nos demuestran: en primer lugar, que entre una planificación meticulosa dentro de una composición amplia y la improvisación reactiva, a veces es posible desbaratar un dispositivo mucho más grande. Y en segundo lugar, que somos más fuertes en movimiento. Esta intuición se vio reforzada por el cariz que tomaron los acontecimientos al día siguiente, cuando, en cierto modo, el conflicto y el enfrentamiento se convirtieron en una guerra estática de posiciones, lo que fue muy desafortunado para nosotros.

La repetición no es razón

Si ahora fijamos nuestra atención en el sábado, podremos comprender por qué la repetición táctica entre la primera batalla de Sainte-Soline y la segunda parece haber sido un gran error. Al final del acontecimiento, nos cuesta volver sobre los pasos que nos llevaron hasta allí. A pesar del sentido común que nos dice que no hay que intentar dar dos veces el mismo golpe, es como si una reducción progresiva de las posibilidades de acción nos hubiera empujado a repetir la misma jugada.

En cierto modo, no hemos sabido mejorar el despliegue táctico de las columnas de manifestantes desde la manifestación de octubre. En ese campo completamente abierto donde las extensiones se alargan hasta donde alcanza la vista, no hay un número infinito de rutas posibles. Por eso, ese día, pensamos de nuevo de avanzar hasta los bordes de la balsa con la intención de rodearla y acceder a ella si la situación lo permitía. Sin embargo, no estábamos dispuestas a entrar cueste lo que cueste.

Dadas las limitaciones topográficas -una vasta extensión de terreno abierto en medio de la cual se eleva el borde de la balsa-, era muy difícil poder actuar por sorpresa. Pero después de haber anunciado públicamente que íbamos a Sainte-Soline y/o a Mauzé sur le Mignon, no creíamos que pudiéramos mantener en secreto los objetivos del día. Como el campamento estaba fuera de la zona roja, nos inquietaba la posibilidad de encontrarnos bloqueadas y toparnos con un dispositivo al borde de la zona roja y vernos involucradas en un enfrentamiento a kilómetros de la balsa. La Prefectura podía detenernos legalmente frente a la zona roja, pero la policía había aprendido la lección del octubre. Por la mañana, habíamos comprobado con alivio que los puentes alrededor de Vanzay estaban despejados. El estado mayor de la policía se había asegurado una posición defensiva fuerte al montar una fortaleza alrededor y en el interior de la balsa. La “fortaleza” era previsible, pero nos faltó tiempo y creatividad para comunicar y evitar la situación. Era difícil obligar a los gendarmes a salir de la balsa. Las tuberías forman parte del trabajo, como decimos habitualmente, pero las dificultades técnicas que entrañaba desarmarlas impidieron que fuera un objetivo que se pudiese compartir con decenas de miles de personas.

A pesar de todo, pensamos que si conseguíamos llegar a la balsa, nuestra fuerza numérica nos permitiría rodearla y que los alrededores se verían plagados de abordajes diversos, lo que finalmente permitiría arrancar de nuevo las rejas y detener la obra, al menos temporalmente.

3. Cambio de escala

El 25 de marzo supuso un salto de participación en el movimiento contra el acaparamiento de agua. ¿Cómo coordinarse y seguir avanzando juntas teniendo en cuenta este cambio de escala? El aumento considerable del número de participantes en las columnas implica desarrollar las formas de transmisión de información y de la toma de decisiones colectivas antes y durante la manifestación. Un desarrollo que no habíamos previsto bien.

En efecto, queremos que crezcan los combates, que tengan impacto con la esperanza de que el entusiasmo que generan haga que se supere el ímpetu inicial, que la situación nos desborde y haga así indescifrable e imprevisible para nuestros enemigos nuestra capacidad de actuar y coordinarnos. Estar desbordadas es a la vez algo que no podemos -ni queremos- controlar, y algo que está más allá de nuestras propias fuerzas. Cuando un combate llega a este punto, despierta en decenas de miles de personas la esperanza de poder vencer a algo más grande que ellas mismas. La primera batalla de Sainte-Soline superó nuestras expectativas, celebramos este desbordamiento y esperábamos que se repitiese, sin tener lo suficientemente claro qué es lo que implica un cambio de escala.

Este cambio de escala de participación con respecto a octubre nos asustó al mismo tiempo que nos encantó. Intentamos recrear las condiciones que habían hecho posible llegar a la balsa durante la primera batalla, con la misma escala en la cabeza. Pero no es lo mismo guiar tres columnas de 2.500 personas que coordinar tres columnas de 10.000 personas. Las fuerzas implicadas en la organización del despliegue y los medios de comunicación utilizados también deberían haberse adaptado a este cambio de escala. Sin duda, deberíamos haber previsto con mucha más claridad lo que generaría un dispositivo de tipo fortaleza. En cuanto nos dimos cuenta de ello, fue difícil desviar por completo nuestra energía colectiva del objetivo simbólico de la obra y sus guardias, pero quizás podríamos haber pensado en formas de no enfrentarnos tan frontalmente.

Nuestra estrategia habitual de evitar y sortear a la policía se vio socavada por la elección de la Prefectura, y por la inercia y la dificultad de comunicarnos con una multitud de gente que estaba lanzada. La primera columna de la Avutarda Rosa llegó alegremente para formar una especie de cadena humana a lo largo del lado oeste de la balsa. Fue recibida con una lluvia de gases lacrimógenos, pero persistió durante hora y media. Personas de todas las edades permanecían juntas, avanzando en fila y cubriendo con tierra los cartuchos de gas. Cuando la avutarda rosa entró finalmente en contacto con el dispositivo para empujar las filas con simples animales hinchables, también llovieron granadas ofensivas sobre esta parte de la manifestación. Mientras tanto, varios grupos más pequeños y móviles avanzaron para aprovechar una oportunidad de romper el cordón de gendarmes en la zona por donde iba a llegar el grueso de la gente. Mantuvieron una presión constante sobre la policía. El resto de las columnas detrás, más numerosas y menos móviles, se vieron asediadas por las granadas y no pudieron coordinarse.

Los hechos se sucedieron a una velocidad vertiginosa, sin un plan alternativo preestablecido y sin capacidad de improvisación en una manifestación tan potente. Deberíamos habernos tomado un verdadero descanso para plantearnos qué hacer, pero técnicamente ya no teníamos esa opción. Cuando la gravedad del número de heridos se comunicó de una columna a otra, la insuficiencia de los medios de que nos habíamos dotado colectivamente se hizo dolorosamente patente. En primer lugar, para evacuar a las y los heridos y, en segundo lugar, para comunicarnos con todos los manifestantes. Aunque la evidencia no era compartido por todas, presionamos para que se produjera una retirada colectiva de la zona.

En este escenario, los otros gestos llevados a cabo en paralelo por las y los campesinos u otras columnas, como la construcción de un invernadero, la plantación de setos o el desmantelamiento de una de las redes de abastecimiento de la balsa, parecían bastante irrisorias y relativamente invisibles.

Debido a estos mismos imperativos de escala, la retaguardia realizó un trabajo enorme de organización, estructuración y acompañamiento, antes, durante y después de la manifestación. Como parte de la coordinación, pero también organizada como una estructura autónoma, fue capaz de adaptarse al cambio de escala. Y partimos de unos niveles muy bajos. Por ejemplo, en octubre, el apoyo psicológico y la lucha contra la violencia de género en este tipo de acontecimientos eran casi impensables en nuestra organización. Del mismo modo, en pocos meses, la centralita Infoline pasó de estar atendida a tiempo parcial por una sola persona a contar con un equipo que trabajaba las 24 horas del día, de jueves a domingo, para ayudar a los y las participantes a llegar al encuentro del fin de semana. A partir de octubre y de la necesidad de tener en cuenta estos aspectos, pusimos en marcha un bello proceso de organización, que ha resultado ser una valiosa contribución al fin de semana y a sus secuelas. El trabajo de retaguardia, al igual que el jurídico, siguen en marcha. Por lo que se refiere a la acción, tenemos que averiguar los momentos en los que no habíamos previsto suficientemente las necesidades del cambio de escala. En términos más generales, existe una necesidad real de conocer mucho mejor los efectos de la masificación, sobre todo en lo que respecta a la organización previa y las formas de hacer circular la información.

4. Frente al mantenimiento del orden de las cosas

La violencia policial y su legitimación por el Estado no son nada nuevo. Siempre se ha utilizado contra las poblaciones relegadas e invisiblizadas. Durante mucho tiempo ha sido, y sigue siendo, algo bastante abstracto para la mayoría de las y los ciudadanos de este país. Hicieron falta movimientos de lucha espontáneos y desbordantes como el de los chalecos amarillos, movimientos juveniles como los bloques de militantes en la cabecera de las manifestaciones contra la Ley del Trabajo en 2016 y les ZADs para cambiar esta situación. Las armas que mutilan a los habitantes⋅de los suburbios, amenazan ahora a casi todo lo que se mueva. Sainte-Soline es uno de los últimos ejemplos. El riesgo de perder un miembro o de morir para que exista otro mundo es cada vez más compartido. Las nuevas generaciones lo combatirán y vivirán con ello.

Aunque contábamos con cartuchos de gas, granadas, tanques y todo el arsenal militar habitualmente desplegado, no esperábamos este diluvio. Dados los diversos “errores” fácticos cometidos por los departamentos de comunicación de la Gendarmería y del Ministerio del Interior, cuesta dar credibilidad a las cifras presentadas, pero podemos intentar esta comparación: frente a las 5.000 granadas disparadas en 2 horas, recordemos las 11.000 granadas disparadas en una semana en la ZAD NDDL en 2018. A pesar del recuerdo de la muerte de Rémi Fraisse, no estábamos preparadas para hacer frente a tal deseo de matar. A partir de ahora sabemos lo que están dispuestos a hacer.

En medio de las protestas por su reforma de las pensiones, en un clima político en el que la ecología es una cuestión cada vez más cargada de conflictividad, el gobierno quería producir un choque traumático asumiendo “sin complejos” el hecho de mutilar y la posibilidad de matar. Era otra ocasión de ver, sin maquillaje, la expresión normal de la violencia legítima que el Estado reclama para sí. Es en este nivel en el que Macron sitúa el debate al argumentar que la muchedumbre no tiene legitimidad.

El dispositivo policial se diseñó para romper nuestras fuerzas más allá de ese día. Y eso es lo que celebra el informe de la policía: vernos volver al campamento “desmoralizados”. La obstrucción del acceso de los primeros auxilios para las personas en peligro de muerte es indicativa de esta estrategia de tensión. A pesar de los esfuerzos realizados por los equipos médicos in situ, constatamos que tendremos que depender más que nunca de nosotras mismas para defender a nuestra gente y permitir que sea atendida en buenas condiciones.

El Estado ha militarizado la cuestión del agua. Aquel día, hizo del cráter un símbolo de su autoridad, una metáfora de su poder. Nos enfrentamos a las obras de construcción de megabalsas para atacar la posibilidad de que sigan invirtiendo tanto dinero en la obra y para mostrar su vulnerabilidad. Nuestras fuerzas no son iguales. A pesar de ello, nuestra determinación para atravesar las filas de uniformados ha sido impresionante. La dispersión de nuestro cuerpo colectivo no desanimó a algunas personas a cruzar la línea. Este deseo que motivaba una parte de de las columnas fue impracticable para el conjunto de la manifestación. El éxito de las movilizaciones anteriores residió en el hecho de que todas y todos los manifestantes pudieron participar activamente en la acción de “pasar”. ¿Pero pasar a dónde? La mayoría de las miles de personas presentes el 25 de marzo no pudieron participar en este gesto. La multitud, mantenida a distancia por la lluvia de granadas, se encontró siendo espectadora de este momento sin poder actuar en consecuencia. Las columnas atacaron las rejas del recinto y una parte del dispositivo policial que las protegía se vio momentáneamente en dificultades. Pero tenemos claro que ese enfrentamiento tan frontal resultó demasiado costoso. Y las palabras nunca bastan o siempre resultan ser torpes a la hora de escribirlas o decirlas.

En todas partes se ha dedicado tiempo a debatir y escucharse. Muchos se han acordado de las tácticas de evasión que convirtieron la manifestación de octubre un éxito. Muchas nos encontramos en la calle en las semanas siguientes con cierta tristeza y una aprensión nueva. Las últimas semanas han reavivado en nosotras una ira y una rabia que se extienden por todas partes. Están expulsando la resignación.

Conclusiones provisionales

El mes de octubre de 2022, cuando levantamos el campamento al día siguiente de lo que ahora llamamos “la primera batalla de Sainte-Soline”, nos preguntamos: ¿cómo podemos ir más lejos? ¿Qué podemos hacer para que se abandonen definitivamente los proyectos de balsas? Estas fueron las preguntas que animaron la coordinación durante los cuatro meses de preparación del 25 de marzo. Aún hoy, no estamos seguras de haber captado plenamente lo que suscitó aquel fin de semana de octubre. ¿Abrió una forma de esperanza sobre la cuestión de las balsas o las luchas ecológicas en el sentido amplió? ¿Sobre la cuestión vital del agua? Vimos surgir un símbolo, con toda la ambivalencia entre esperanza y espera que puede contener: las megabalsas como símbolo de la aberración climática de la agroindustria y la alianza incondicional de las autoridades con ella.

En la corta memoria de las luchas en las que hemos participado, nunca hemos vivido nada que se parezca a lo que pasó el 25 de marzo de 2023. Hemos vivido ataques a obras fortificadas en Sivens, o también en el Val de Susa, al otro lado de los Alpes, durante la lucha contra el tren de alta velocidad. Pero el umbral de intensidad de violencia represiva que se pasó en Sainte-Soline, exige que reflexionemos sobre nuestros impases tácticos para intentar desbordarlos. La lucha contra las megabalsas no ha hecho más que empezar. No podrán convertir cada embalse en una obra fortificada. Y si surgen comités locales por todas partes, no será un solo proyecto el que pueda ser atacado, sino decenas. Después de Sainte-Soline, la lucha tendrá que reinventar sus formas de intervención para recuperar la confianza en su capacidad colectiva de producir gestos impactantes manteniendo al mismo tiempo una composición amplia y diversa.

Nos estamos lamiendo las heridas y pensando en nuestra gente herida. Tenemos que recoger las piezas de los diferentes relatos de lo que fue ese día para cada una. Seguiremos manifestándonos en apoyo de las y los heridos, luchando contra el acaparamiento de agua y saliendo a la calle contra la reforma de las pensiones, porque existe una continuidad entre estos distintos frentes. Estas luchas están interrelacionadas, apuntaladas por el mismo proyecto macroniano, obtuso y odiado, que destruye lo que sea con tal de tranquilizar a los mercados. La movilización contra la reforma es masiva, al igual que la concienciación sobre los problemas ecológicos. La ausencia de disociación y la solidaridad en un amplio espectro político es un hecho notable. La desconfianza hacia el ejecutivo sólo es igualada por la cólera que despiertan las imágenes de violencia policial que se muestran cada día en los telediarios y en las redes.

El intento fallido de Macron de ponerse las pilas en el lago de Serre-Ponçon es interesante en la medida en que demuestra que las y los que se manifestaron en Sainte-Soline fueron capaces de poner el tema del agua en el orden del día. Con su “plan del agua”, el gobierno aprovechó la conmoción para desplegar su retórica engañosa sobre el agua, las megabalsas y la anulación de la prohibición de un pesticida. La campaña de comunicación del Presidente fue rápidamente barrida por la preocupante realidad de la contaminación del agua potable. Desde entonces no pasa un día sin que aparezca un artículo sobre el agua, su creciente escasez o su contaminación. Hay mucho en juego, el tema está en la mente de un número creciente de personas y los sentimientos de la gente son favorables a la revuelta. La batalla por el agua sigue abierta, continuar con la lucha es vital, preparemos la siguiente.

Participantes de Les Soulèvements y Bassines Non Merci en la coordinación del 25 de marzo.

Postdata: Si tu o tus seres queridos han resultado heridos, te recordamos que puedes enviar testimonios anónimos a esta dirección: temoignages-25mars@riseup.net y que puedes solicitar ayuda económica a través del fondo de ayuda del colectivo Désarmons-les! escribiendo aquí: solidarite-soline@riseup.net.

LOS SOULÈVEMENTS DE LA TERRE HAN DADO EN EL CLAVO! Temporada 4 – del 25/08 2022 a 15/02/2023

[Original y material gráfico y audiovisual:https://lesSoulèvementsdelaterre.org/blog/appel-saison-4]

El movimiento de Soulèvements de la Terre nació hace año y medio a partir del encuentro entre campesinos, habitantes de territorios en lucha y jóvenes activistas climáticos. Queríamos abandonar los grandes discursos, las reivindicaciones sin resultado y las simples manifestaciones. Queríamos unir nuestras fuerzas para actuar de manera contundente contra la artificialización de la tierra y su acaparamiento por la agroindustria.1 En 18 meses y ante la urgencia absoluta que evidencia el estado del mundo, ocupamos y cultivamos -junto a centenares o miles de personas- tierras amenazadas, bloqueamos y desmontamos instalaciones de grandes cementeras y multinacionales de la biotecnología, asaltamos y desmantelamos megabalsas, obstruimos obras y nos encontramos entre los artífices de la retirada de planes de reforma urbanística.

Nuestras acciones han provocado debates estratégicos, a veces acalorados, en el seno de los movimientos ecologistas y sociales. Al mismo tiempo han forjado nuevas complicidades, forzado el despliegue de las fuerzas del orden y despertado los fantasmas de los prefectos2. Han aportado apoyos inesperados y gestos reproducibles y han ofrecido un buen impulso a las luchas locales en momentos cruciales. Se ha abierto un campo, pero la tierra sigue retrocediendo y aún estamos muy lejos de nuestras metas.

Nos hallamos en una primera fase de construcción de un frente de resistencia a la catástrofe y de la recuperación de nuestros medios de subsistencia. Desde enero de 2021, entre nuestros relaciones territoriales y cotidianas, hemos recorrido y convergido desde las colinas del Haute-Loire hasta las metrópolis de París y Lyon, desde las marismas de Poitou hasta los boscajes de Saint-Colomban o hasta las afueras de Rennes y Besançon, desde las cumbres de La Clusaz hasta las huertas de Pertuis.

Al término de este primer periplo, nuestra red se encontró a finales de agosto de 2022 cerca de los viñedos de Bernard Arnaul3 para cambiar de aires mientras que estábamos degustando las uvas prohibidas del multimillonario e ideando la 4ª temporada de las Sublevaciones de la Tierra. Más que llenar en seguida un nuevo calendario, nos fijamos una serie de objetivos para el futuro, así como las formas de abordar y de alcanzarlos por el camino.

A continuación van los grandes ejes de acción, así como las citas en construcción para los próximos meses:

# Detener las balsas 

En vista de los colores ardientes del verano que se acaba y de la creciente fuerza de las acciones llevadas a cabo en las marismas hortelanas, era obvio que debíamos continuar la batalla contra las megabalsas.

El primer reto de las sublevaciones de la 4ª temporada será, pues, reaccionar en bloque ante el anunciado inicio de la construcción de la mayor balsa prevista actualmente, es decir, la de Sainte-Soline, en los Deux-Sèvres.

Tras el anuncio del aplazamiento del inicio de las obras a “principios de octubre” debido a “problemas administrativos”, seguimos preparándonos para lanzar la movilización necesaria -junto con Bassines Non Merci y unas cincuenta organizaciones locales y nacionales- para poner fin a las obras el tercer fin de semana siguiente a la instalación de la primera valla.

Hacemos un llamamiento, a partir de ahora, para multiplicar los encuentros públicos de movilización. Para ello, disponéis de un kit de video-tract. presentación-gráfica-stickers que podéis solicitar a caravane@lesSoulèvementsdelaterre.org.

Si esta movilización masiva no basta para conseguir una moratoria nacional de los proyectos de balsas destinados a eternizar el regadío agroindustrial, podrán estar seguros que le seguirán otras acciones. Pondremos una atención especial para hacerlas resonar con la resistencia contra las balsas de montaña destinadas al turismo y la nieve artificial, cuyas obras podrían comenzar en el este del país, en particular, en La Clusaz. Allí un grupo de gente decidido acaba de montar una ZAD en los árboles, que necesita nuestro apoyo.

# Arrasar el hormigón

En un momento en que el gobierno ya está abandonando descaradamente la meta legal de reducir la hormigonización del país a cero en 2050 (zéro artificalisation nette), la cuarta temporada de Soulèvements no dejará indemne las industrias que están cementado la tierra ni sus excrecencias más amenazadoras. Empezaremos por la anunciada ampliación de las canteras de Lafarge y GSM en St-Colomban, donde ya hemos estado dos veces y donde la lucha por la salvación del boscaje se recrudece.

# Ocupar contra el acaparamiento de tierras

Tras las acciones de los últimos meses contra la especulación en las laderas de los viñedos del Jura y el Var, vamos a atacar in situ las instalaciones de las empresas que acaparan la tierra para integrarla en la cadena de explotación capitalista, al mismo tiempo que obstaculizan las instalaciones de campesinos defensores de la biodiversidad. No se nos ha escapado el anuncio de una posible venta en bloque de 2.200 hectáreas de terreno rústico gestionado por la empresa público-privada SAFER Nouvelle-Aquitain en la región de Vienne. Las acciones enérgicas sobre estas cuestiones sólo podrán tener éxito si reforzamos también nuestra comprensión de estos fenómenos de acaparamiento de tierras, las herramientas de su vigilancia en nuestros territorios y los espacios capaces de atizar las ganas de luchas campesinas.

# Investigando entre líneas

Los planificadores del crecimiento ilimitado siguen planificando sus beneficios con desprecio absoluto de todo lo que un mundo en llamas está gritando. Desconfiando de las “Declaraciones de Utilidad Pública”, nos dedicaremos este otoño a investigar sobre el relanzamiento completamente anacrónico de la construcción de autopistas en Rouen, Castres o de la Línea de Alta Velocidad entre Burdeos y Toulouse. Puesto que estas obras que devoran tierras, bosques y humedales podrían comenzar ya el año que viene en estos territorios ya maltratados por incendios y vertidos tóxicos, estudiaremos cómo apoyar a los colectivos locales para hacer “descarrilar” su construcción.

# Unirse a las sublevaciones, aumentar los encuentros y reforzar el arraigo del movimiento.

Las fechas de las movilizaciones públicas se precisarán y se difundirán durante esta temporada 4. Os invitamos a buscar información en el sitio web de Soulèvements de la Terre y en las redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram)

Pero como no hay nada mejor que los encuentros cara a cara, os invitamos a organizar, en las próximas semanas, encuentros en torno a la dinámica de las Sublevaciones de la Tierra y las movilizaciones venideras, en cualquier lado donde colectivos, granjas, espacios amigos estén dispuestos a celebrarlos.

En este tiempo también se podrían determinar los procesos a largo plazo del movimiento en los diferentes territorios: vigilancia de intentos de compra-venta de tierras rústicas y creación de redes de apoyo, investigaciones sobre proyectos e industrias que amenazan la tierra…

A los grupos ya implicados os podemos enviar kits de presentación y documentos en papel y vídeo. También podréis invitar a vuestras veladas a gente nuestra implicada en el seguimiento de los Soulèvements y de las diversas movilizaciones locales de la 4ª temporada, escribiendo a caravan@lesSoulèvementsdelaterre.org. 

1 Estos dos procesos, el de la artificialización de las tierras y el de su acaparamiento, han sido las metas de nuestras acciones a lo largo de las primeras temporadas. Al mismo tiempo tenían como objetivo denunciar estos procesos e informar sobre sus consecuencias para las tierras agrícolas. El término “artificialización del suelo” designa un cambio de uso del suelo, es decir, de suelo agrícola a suelo generalmente hormigonado para otros fines. Esto es el caso, por ejemplo, del proyecto de construcción de un “ecobarrio” en Les Vaîtes, en Besançon, donde antes se realizaban actividades de horticultura, o de las decenas de hectáreas de vegetación devoradas por la expansión de las canteras de arena en Saint-Colomban y de las excavaciones para instalar las megabalsas. El acaparamiento de tierras es un fenómeno que se debe a la industrialización de la agricultura: la tierra sigue siendo de uso agrícola pero su propiedad y gestión está en manos de una sola unidad agrícola que practica una agricultura intensiva, cada vez más perjudicial para la vida, y dependiente de grandes empresas, lo que conducirá al mismo tiempo a la desaparición de las pequeñas explotaciones campesinas.

2 En una hiperbólica vuelta de tuerca, los prefectos del país de la Loire, de Auvergne-Rhône-Alpes o también de Nouvelle-Aquitain han promulgado decretos para prohibir, sin mucho éxito, las reuniones de los Soulèvements de la Terre. Entre otras explicaciones bajo el pretexto del riesgo de “transporte de armas de destrucción masiva” o de “terrorismo ecológico”. Esta terminología, tan siniestra como esperpéntica, se introdujo después de que utilicemos el término “desarme” para describir el uso -durante manifestaciones de varios cientos o incluso miles de personas- de unas cuantas herramientas básicas de jardinería o bricolaje para inutilizar las megabalsas, cementeras y esclusas que acaparan los recursos hídricos o destruyen el suelo… En un momento de sexta extinción masiva de especies animales y vegetales y después de una sequía sistémica, no cabe duda dónde se esconden realmente las armas de destrucción masiva.

3En enero de 2023, este propietario de mayor grupo mundial de artículos de lujo se convirtió en el hombre más rico del mundo. N.d.T.

El informe completo de los servicios de inteligencia franceses que elogia las Sublevaciones de la Tierra

De acuerdo con las declaraciones del Ministro de Interior francés Gérald Darmanin, la prohibición de los Soulèvements de la Terre estaría justificada por los “acontecimientos inauditos” ocurridos en Sainte-Soline y “la violencia extrema de unos grupúsculos identificados desde hace muchos años por los servicios de inteligencia.”

Sin embargo, un informe de su propio Servicio Central de Inteligencia sobre los Soulèvements de la Terre arroja una luz completamente diferente acerca de estas declaraciones. Al leer este informe confidencial se comprende que, más allá del trillado pretexto de la violencia, el ministro quiere disolver el movimiento, porque está teniendo éxito.

El interés general del informe radica en el hecho que el sociólogo policial encargado con su redactado, explica la historia y las claves de éxito del movimiento con mucho detalle, por más sesgada que sea su óptica.

El documento se publicó el 31 de marzo de 2023 en el semanario digital Lundi Matin (https://lundi.am/Le-rapport-complet-des-renseignements-francais-qui-fait-l-eloge-des)

Soulèvements de la Terre, un vector de radicalismo en las luchas ecologistas

Resumen:

Creados a principios de 2021 por miembros de la extrema izquierda de la ex-ZAD de Notre-Dame-des-Landes, les Soulèvements de la Terre (SLT) han insuflado una nueva dinámica a las luchas ecologistas y han impuesto modos de acción más ofensivos.

  • Agregándose a luchas locales, seleccionados por un comité centralizado, los SLT han estado llevando a cabo una veintena de acciones en el marco de un programa centrado en la defensa de las “tierras alimenticias1“, la lucha contra la “hormigonización” y la protección del agua. Las movilizaciones estuvieron divididas en diferentes “Temporadas” y “Actos” (la 4ª temporada comenzó en septiembre de 2022).
  • Demostrando la voluntad de agruparse más allá de los ámbitos de protesta de la extrema izquierda, este movimiento ha sabido encarnar la idea de transversalidad de las luchas, reuniendo a asociaciones, sindicatos y movimientos ecologistas en torno a luchas comunes.
  • El núcleo duro de SLT, compuesto inicialmente por estrategas de la extrema izquierda, se ha ido ampliando para incluir a activistas de colectivos ecologistas como Extinction Rebellion.
  • El movimiento de SLT ha desempeñado un papel fundamental en la difusión y aceptación de modos de actuación más ofensivos. En particular, ha creado el concepto ingenioso de “desarme” que, al situar las acciones de sabotaje dentro de una lógica defensiva de los bienes comunes amenazados, ha convencido a activistas originalmente partidarios de las acciones de desobediencia civil a pasarse a la “resistencia civil”.
  • Los SLT también están en el origen de la adopción de un nuevo tipo de acciones colectivas violentas, inspiradas en las de la extrema izquierda: activistas enmascarados, vestidos con trajes blancos o azules, que forman un “bloque blanco” o un “bloque azul”, que suelen enfrentarse a las fuerzas del orden para cometer sus actos de violencia (destrozos, ocupaciones, sabotajes…).
  • Los SLT, por su ingenio, su nivel de organización, su poder de influencia, su capacidad de movilización y de cobertura nacional y mediática de las luchas locales asociadas con ellos, representan un actor central de la protesta ecológica radical, transmitiendo a las nuevas generaciones más partidarias de la desobediencia civil, métodos de funcionamiento ofensivos, algunos de ellos desarrollados en la clandestinidad.

1. El funcionamiento de los Soulèvements de la Terre, movimiento agrupador implicado en las luchas ecologistas locales.

Un núcleo duro de militantes de extrema izquierda procedentes de la ex-ZAD de Notre-Dame-des-Landes: la campaña de Soulèvements de la Terre, basada en el rechazo del sistema neoliberal y capitalista (considerado responsable de la crisis social, ecológica y sanitaria), se creó y estructuró en enero de 2021 en torno a un núcleo duro de militantes, todos ellos procedentes de la ex-ZAD de Notre-Dame-des-Landes: Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, Nombre APELLIDOS, dispuestos a exportar a todo el territorio nacional sus experiencias y estrategias desplegadas localmente durante la lucha contra este proyecto aeroportuario.

El manifiesto que detalla los objetivos de este movimiento fue firmado por un centenar de colectivos, asociaciones y personalidades, señalando la voluntad de formar un frente común (extrema izquierda, sindicatos agrarios, colectivos ecologistas, vecinos, etc.) trascendiendo filiaciones de origen y estrategias divergentes (legales, ciudadanas, ocupaciones y acciones más ofensivas) en una lógica de luchas transversales con el fin de agrupar el mayor número posible de activistas y grupos de diferentes procedencias ideológicas.

2. La ampliación a un primer círculo de activistas de colectivos ecologistas

Alrededor de este núcleo duro de activistas de la extrema izquierda, aguerridos y reforzados por su experiencia zadista, este movimiento supo atraer rápidamente a activistas ecologistas curtidos; especialmente desde el final de la primera temporada, tras la acción del Expreso del Gran Peligro2. Las investigaciones de esta oficina han permitido identificar asimismo a muchos activistas tradicionales. La Nombre APELLIDO encarna perfectamente el perfil típico de militantes ecologistas que los SLT han sabido atraer. Siendo activista de Extinction Rebellion (XR), participó en varias acciones de desobediencia civil no violenta de este colectivo en París, antes de unirse a SLT, con el deseo de ir más allá del marco de acciones puntuales llevadas a cabo por XR, que consideraba insuficientes y poco efectivas. Instalada actualmente en la antigua NDDL ZAD, es parte integrante del equipo de dirección del movimiento, promoviéndolo en Francia y en el extranjero. En la estela de Nombre APELLIDO, muchos militantes ecologistas, progresivamente desilusionados por las manifestaciones y las acciones de desobediencia civil, juzgadas “estériles”, se inclinan por radicalizarse y unirse a los SLT. Por ejemplo, Nombre APELLIDO, otra activista del grupo XR París/Ile de France, se distanció progresivamente del grupo ecologista para implicarse plenamente en las acciones más ofensivas y comprometidas propuestas por el movimiento SLT y aparece junto a Nombre APELLIDO durante la acción del Grand Péril Express. El perfil de Nombre APELLIDO también ilustra este tipo de recorrido. Tras su paso por la ex-ZAD de NDDL durante el verano de 2018, fundó el colectivo Désobéissance écoloParis, antes de unirse al grupo Extinction Rebellion la Rochelle; luego asumió el cargo de portavoz nacional del movimiento Youth for Climate (YFC) en Francia. Al principio participó en el movimiento SLT en nombre del colectivo YFC, que firmó la campaña, pero pronto se implicó más personalmente, convirtiéndose en la responsable de comunicación de SLT.

3. Sincretismo militante: un modelo de sinergia entre masificación y radicalismo

Esta gama muy amplia de militantes, atraídos por la retórica y las luchas realizadas por SLT, quedó perfectamente ilustrada durante la manifestación del 29 y 30 de septiembre de 2022 contra el inicio de la construcción de un embalse de sustitución en Sainte-Soline, donde coexistieron tres columnas (blanca, verde, roja), cada una de las cuales aceptó, respetó y se benefició de la diversidad de perfiles y modos de acción presentes. La columna blanca (con un papel protector y pacificador) estaba compuesta principalmente por un público familiar, representantes políticos y periodistas. La columna verde (referencia simbólica a la ecología) estaba formado por activistas decididos, principalmente de los colectivos XR, Greenpeace y Bassines Non Merci. La columna roja (referencia a la simbología antifascista) incluía a los individuos más violentos del movimiento de la extrema izquierda (vestidos de negro según los códigos de los black-blocs) y a activistas de SLT (con trajes azules). Para las estructuras ecologistas, que numéricamente constituyen el contingente más importante de esta alianza informal, esta transversalidad de las luchas se ha impuesto como una necesidad, aunque implica un acercamiento a los grupos más radicales. La necesidad de centrarse en los puntos comunes y los objetivos primó sobre las diferencias. Algunos activistas ecologistas, cansados de las manifestaciones de sensibilización, pudieron satisfacer su búsqueda de acciones más virulentas uniéndose a esta campaña. Además, la práctica de múltiples tácticas por parte del movimiento, inducida por su composición, ofrecía un amplio abanico de modos operativos a activistas y grupos de distintas procedencias ideológicas.

De este manera, SLT ha conseguido atraer en las mismas acciones a un gran número de personas con perfiles y métodos muy diferentes, articulando las prácticas militantes de modo que resultasen complementarias:

– Los miembros de la Confédération Paysanne [CP – Confederación Campesina], entre ellos su portavoz Nombre APELLIDO, han apoyado el movimiento desde su creación, lo que le ha conferido legitimidad y unos conocimientos técnicos, especialmente a la hora de denunciar las “fechorías” del modelo agroindustrial defendido por la Fédération Nationale des Syndicats d’Exploitants Agricoles (FNSEA). La presencia de CP permitió al movimiento deconstruir la “narrativa dominante que quería hacer de esta lucha una batalla entre ecologistas y agricultores”.

– Los antifas, normalmente poco implicados en las luchas contra proyectos considerados “inútiles”, están presentes junto a SLT desde la acción titulada “Bye Bye Bayer, Ciao Monsanto”, del 5 de marzo de 2022. Aportan su saber hacer, especialmente en situaciones de enfrentamiento con la policía.

– Representantes políticos: ha destacado la presencia de algunos cargos electos, llevando sus bandas tricolores, en la manifestación de Sainte-Soline, a pesar de que estaba prohibido, lo que dio legitimidad a la lucha y contribuye a llevarla al debate público.

Por estas razones, la lucha contra las megabalsas podría ser considerada por Nicolas Haeringer, del movimiento climático, como una forma de sincretismo, ya que “se nutre de los gestos e imaginarios que han marcado las batallas de los últimos años”: el lado eruptivo de los Gilets Jaunes, la resistencia de las ZAD, la desobediencia de la Confédération Paysanne, las grandes convergencias del foro social o, también, los convoys de Ende Gelände.

-> El compromiso de SLT con las luchas ecologistas locales

Un comité de SLT organiza regularmente -en la antigua ZAD de NDDL y en el barrio libre de Lentillères de Dijon- encuentros con colectivos locales interesados en adherirse a sus campañas. Los conflictos seleccionados se benefician del apoyo logístico, humano, financiero y organizativo del movimiento. El apoyo de SLT a una lucha local le da generalmente una mayor visibilidad y la acelera. Un buen ejemplo de ello es la cobertura mediática que ha conseguido la lucha contra los embalses de sustitución en las marismas poitevinas desde que los SLT se implicaron en ella, aunque fuese dirigida localmente desde 2017 por el colectivo Bassines Non Merci.

Según un principio de reciprocidad, cada organización y colectivo apoyado por SLT se compromete a apoyar otras luchas en las que SLT está involucrado, amplificando así el número de manifestantes y dando lugar a una gran movilidad de activistas en todo el país. El movimiento cuenta con el apoyo financiero de la asociación Pour la Défense des Terres, creada por Nombre APELLIDO y Nombre APELLIDO (ambos co-presidentes hasta agosto de 2022) y domiciliada en la ex-zona de Notre-Dame-des-Landes.

El flujo de tesorería generado por la asociación permite que el movimiento pueda beneficiarse de importantes ingresos regulares, necesarios para apoyar la lucha, organizar actos festivos y poner en marcha un importante aparato de comunicación. De esta manera SLT llega a recaudar varios miles de euros al mes, procedentes principalmente de donaciones a través de la plataforma HelloAsso. Las asociaciones locales implicadas en las luchas en las que participan SLT se benefician directamente de este apoyo financiero.

-> Una secuenciación temática al ritmo de “temporadas”.

Desde su creación, SLT ha participado en una veintena de acciones, divididas en diferentes “Temporadas” y “Actos”. Las actuaciones se desarrollaron en torno a los ejes de la lucha contra la artificialización de la tierra3 (defensa de las “tierras alimenticias”, “lucha contra la hormigonización”) y de la protección de los bienes comunes, entre ellos el agua, que se ha convertido en un tema importante para los movimientos de protesta.

La 1ª temporada (del 27 de marzo al 17 de julio de 2021), compuesta por 5 actos, dirigidos principalmente contra las industrias consideradas más tóxicas (cemento, pesticidas e industria fitosanitaria) finalizó con la acción Grand Péril Express, que tuvo lugar del 29 de junio al 4 de julio en la región de Île-de-France. La acción estuvo marcada por la ocupación de varias instalaciones de Lafarge y Eqlom por individuos en parte enmascarados y vestidos con monos blancos, que llevaron a cabo actos de sabotaje. Para muchos militantes ecologistas, esta acción supuso un salto en el modus operandi tradicionalmente aceptado.

La temporada 2 (del 22 de septiembre de 2021 al 26 de marzo de 2022), que se centró en el tema del acaparamiento de tierras y su contaminación por el sistema agroindustrial, también se dividió en 5 actos. Esta temporada estuvo marcada por 3 acciones ofensivas vinculadas a la protesta contra los proyectos de embalses de sustitución en las marismas poitevinas (actos 1, 2 y 5). Durante la “Primavera hortelana”, el 26 de marzo de 2022, 300 elementos radicales, vestidos con monos azules, en una marcha de 5.000 manifestantes, atacaron violentamente a las fuerzas del orden. Durante la acción “¡Bye Bye Bayer! ¡Ciao Monsanto!” (acto 4) del 5 de marzo de 2022, destinada a asediar la sede de Bayer Francia, 250 personas, vestidas con monos blancos y enmascaradas, intentaron entrar en las instalaciones de Bayer en Villefranche-sur-Saône.

La 3ª temporada (del 2 de abril al 28 de agosto de 2022) se dividió en 6 actos destinados a mostrar su firmeza al regresar a los lugares de luchas anteriores bajo el lema “No hay alternativa entre el fin del mundo y el fin de su mundo.” El punto culminante de esta edición fue el Gran Charivari del 14 y 15 de mayo de 2022 en la comuna de Pertuis, donde se cometieron varios actos de violencia contra la empresa Pellec (perteneciente al alcalde de Pertuis e implicada en la construcción del polígono industrial en disputa), la policía y las instituciones bancarias.

La 4ª temporada se inauguró con una acción sorpresa el 29 de septiembre, denunciando los proyectos de canteras de arena en Saint-Colomban. Sin embargo, se inició realmente con la manifestación “Ni una balsa más”, contra el proyecto de construcción de un nuevo embalse de sustitución (SEV15) en Sainte-Soline el fin de semana del 29 y 30 de octubre. Muy ofensiva, y beneficiándose de una fuerte cobertura mediática, esta acción reunió a cerca de 5.000 personas, entre ellas 300 activistas radicales decididos, que cometieron actos violentos contra la policía y sabotajes.

II. La difusión de modos operativos ofensivos propios de la extrema izquierda

El desarme, o la conceptualización del eco-sabotaje por los SLT.

Los estrategas de SLT consiguieron ingeniosamente, a través del concepto de “desarme”, que la práctica del eco-sabotaje fuera aceptada por un gran número de activistas más partidarios de las acciones de desobediencia civil. Lejos de constituir un consenso general, los daños causados contra las empresas Lafarge y Eqiom en la región de Île-de-France durante la acción del Grand Péril Express por individuos enmascarados, y calificados de “desarme”, habían suscitado numerosos debates internos entre los militantes ecologistas, especialmente del colectivo XR. Los SLT se encargaron de distinguir el concepto de sabotaje, que designa la práctica de “alterar y dañar” sin decir nada sobre “la intención que hay detrás”, del término de desarme, “que significa dejar inoperativas las armas”, subrayando de esta manera “la necesidad de destruir las armas que destruyen el planeta y obstaculizar de esta manera una violencia mucho mayor”.

Al anclar estas acciones en una lógica defensiva, los dirigentes de SLT han conseguido normalizar el uso del sabotaje, y la mayoría de los activistas aceptan ahora, como mínimo, la necesidad de que coexistan diferentes modos de acción. Como prueba de la capacidad de influencia de los SLT, el término “desarme” es utilizado ahora por diversos colectivos, que el justifican por el salto a una nueva etapa, causada por la actitud de los poderes públicos.

-> El recurso a las “acciones directas” clandestinas.

Paralelamente a estas acciones clandestinas de sabotaje, realizadas al margen de las manifestaciones oficiales: del mismo modo que los llamamientos a renovar la “acción directa” lanzados por la extrema izquierda en la primavera de 2020 que dieron lugar a una oleada de acciones contra las redes de comunicación, SLT ha difundido este modus operandi y ha inspirado numerosos actos clandestinos de sabotaje. La lucha contra las “megabalsas” es el ejemplo emblemático de la integración de este nuevo modo de acción en la protesta ecologista. Además de los actos de sabotaje llevados a cabo durante las manifestaciones ofensivas en las marismas poitevinas, los servicios de inteligencia han registrado 18 actos (o intentos) de daños clandestinos en balsas de agua (cortes de revestimientos, daños en tuberías de riego, etc.) desde septiembre de 2021. Ya en octubre de 2021, un vídeo publicado por el sitio web de LundiMatin y retransmitido por SLT instaba a los activistas a continuar las acciones de “desarme” y ofrecía un “tutorial” para “desmantelar salvajemente” este tipo de embalses. Tras las acciones de sabotaje llevadas a cabo en agosto de 2022 contra dos embalses, el fin de semana del 3 y 4 de septiembre se frustró un intento de acción clandestina coordinada contra el SEV 17 en Mauzé-le-Mignon, en la que participaron una treintena de individuos, principalmente de la antigua ZAD de NDDL.

->La apropiación del bloque negro por las luchas ecologistas: creación de “bloques blancos” y “bloques azules”

Inspirándose en los métodos operativos de la extrema izquierda, los SLT adaptaron las características de los “black blocs” a las luchas ecologistas: concentraciones relámpagas, anónimas y descentralizadas de individuos organizados para atacar, a menudo violentamente, los símbolos del Estado y del capitalismo, que pueden desembocar en enfrentamientos con las fuerzas del orden. La acción del Grand Péril Express del 3 de julio de 2021 fue la primera vez que activistas ecologistas enmascarados y vestidos con monos blancos causaron destrozos. Desde entonces, y aunque la acción a cara descubierta era una norma de las acciones ecologistas, la mayoría de los activistas presentes en las acciones de SLT actúan ahora enmascarados y con monos blancos o azules. En la actualidad algunos activistas llevan un pasamontañas, incluso al margen de las propias acciones, para garantizar su anonimato. Por ejemplo, el uso permanente del pasamontañas se observó entre un centenar de activistas presentes en el campamento, desde la víspera de la movilización de Sainte Soline de los días 29 y 30 de octubre. Este modo de acción también se ha extendido entre los militantes de XR, el colectivo Bretagne contra las granjas industriales, el Bloc Lorrain… La aparición de estos “bloques blancos” o “bloques azules” ha dado lugar a comportamientos hostiles o incluso violentos hacia la policía, mientras que militantes decididos, equipados (con máscaras antigás, paraguas, gorros y trajes…) y armados (piedras, morteros, cócteles molotov, bolas de petanca…) ya no tienen reparos en enfrentarse directamente a las fuerzas del orden.

Desde marzo de 2021 ha habido 6 acciones de SLT que han ido acompañadas de ataques violentos contra la policía. Este servicio observa así un aumento progresivo del nivel de violencia. La reciente movilización en Sainte-Soline fue el punto álgido, con un gran número de heridos entre la policía. Aunque la policía ha sido agredida en otras ocasiones (¡Adiós Bayer! ¡Ciao Monsanto!, Grand Charivari), las movilizaciones contra las mega-balsas han provocado los enfrentamientos más violentos. Ya en la manifestación del 22 de septiembre de 2021, en Mauzé-sur-le-Mignon, cuando dos centenares de individuos entraron en las obras de construcción de una reserva de reposición de agua y dañaron las excavadoras, tres gendarmes que intentaron repelerlos resultaron heridos.

El 6 de noviembre de 2021, también en Mauzé-sur-le-Mignon, la policía fue blanco directo de bombas de humo y proyectiles (piedras, escombros y bolas de petanca), hiriendo a dos gendarmes, uno de ellos en la cabeza.

También durante la “Primavera hortelana” del 25 al 27 de marzo en La Rochénard (79) se produjeron nuevos enfrentamientos con la policía, cuando unos 300 individuos decididos lanzaron diversos proyectiles (morteros pirotécnicos, cócteles molotov, piedras) contra la policía. Por último, durante la reciente manifestación de los días 29 y 30 de septiembre de 2022 en Sainte-Soline, 61 gendarmes resultaron heridos durante violentos enfrentamientos con 300 activistas enmascarados (disparo de morteros, lanzamiento de bolas de petanca, cócteles molotov, etc.).

III. Acciones integradas en una estrategia operativa elaborada

El seguimiento, por este servicio de inteligencia, del funcionamiento de SLT y los métodos operativos aplicados por sus dirigentes demuestran una estrategia bien afinada, basada en la experiencia zadista de la lucha librada en su momento en NDDL y dirigida oportunamente a un mayor número de personas, en un contexto favorable a las luchas ecologistas.

->Una fuerte capacidad organizativa: entre el saber hacer y el ingenio.

Las acciones de SLT son elaboradas cuidadosamente y en secreto por unos organizadores que han demostrado, en varias ocasiones, su capacidad de sorprender a dispositivos policiales importantes con sus actuaciones. En la manifestación del 6 de noviembre de 2021, los militantes irrumpieron en una dársena ante la sorpresa de la policía, después de que los manifestantes que se habían dirigido hacia el SEV17, se desviaran hacia el embalse de Cramchaban, al que llegaron a pie, atravesando los canales de agua. En la misma línea, el ultimátum titulado “¡Bye Bye Bayer! Ciao Monsanto!”, que tenía a la sede de Bayer como objetivo de una movilización el 5 de marzo, era en parte un señuelo para la policía. Tal como ya se ha comentado, otra sede de la empresa en la región de Lyon, la fábrica de Villefranche-sur-Saône, había sido objeto por la mañana de un intento de intrusión por parte de 250 activistas enmascarados y vestidos con monos de trabajo. Los SLT despliegan importantes recursos logísticos para garantizar el éxito de sus acciones, sea al margen de las manifestaciones (mediante una meticulosa labor de exploración) o durante las mismas. Para las acciones más elaboradas, se establece un verdadero cuartel general operativo que permite la coordinación táctica, con sesiones informativas (sobre maniobras, cómo comportarse bajo custodia policial, etc.), el uso de walkie-talkies, la distribución de mapas, el apoyo aéreo de un dron que permite dirigir a los activistas en tiempo real en función del posicionamiento de las fuerzas del orden y la presencia de “señalizadores” en las marchas para dirigir los bloques negros. La formación en seguridad digital también corre a cargo de miembros de SLT.

La diversidad de perfiles presentes en las acciones orquestadas por los SLT permite, asimismo, la transmisión de métodos operativos ofensivos y clandestinos a las nuevas generaciones de militantes. En esta lógica, la víspera de la manifestación del 29 de octubre en Sainte-Soline, una cincuentena de militantes se formaron en métodos operativos de “black bloc” en una gran carpa presente en el campamento (simulacros de heridas, utilización de una pancarta reforzada, simulacros de vuelta atrás con enfrentamientos…).

-> Comunicación perfectamente dominada al servicio de la difusión de la ideología de la extrema izquierda .

Los dirigentes de SLT, en tanto que comunicadores hábiles, han integrado perfectamente la importancia de los medios de comunicación para legitimar y democratizar su lucha ante el mayor número de personas y ganar la batalla de la opinión. Siendo reflejo de su objetivo agrupador, estas campañas de comunicación se dirigen tanto a los militantes como al público en general, y se inscriben en una diversidad de tácticas. Beneficiándose de enlaces en los medios de comunicación alternativos próximos al movimiento de extrema izquierda (como LundiMatin) y a la esfera ecologista (por ejemplo, Reporterre), los SLT han conseguido reunir en torno a las mismas acciones a individuos de la extrema izquierda, antifa, zadistas, ecologistas tradicionales y ecologistas más radicales. Para ello, elaboran y difunden vídeos atractivos que recogen tanto los aspectos festivos como los ofensivos de sus acciones -así como parodias humorísticas-, organizan caravanas por todo el país, van directamente al encuentro de los activistas locales e incrementan los contactos e intercambios con toda la clase de contestatarios. Además, desde el principio, el movimiento se ha rodeado de personalidades intelectuales y académicas (como el antropólogo Philippe Descola, el autor e ilustrador de cómics Alessandro Pignocchi, los escritores Alain Damasio y Corinne Morel-Darleux, el historiador-investigador Christophe Bonneuil, etc.) que contribuyen a difundir el mensaje de SLT en los medios de comunicación nacionales.

El 24 de noviembre de 2021 se publicó en la página web del diario Le Monde un artículo contra las “megabalsas”, firmado por 240 personalidades y del que son coautores Julien Le Guet, Nicolas Girod y Lotta Nouqui. La retórica defensiva desarrollada por los SLT al servicio de su causa está perfectamente explotada con fines de comunicación. Los SLT se posicionan como protectores de la naturaleza (“Somos la naturaleza defendiéndose”) y pretenden legitimar el recurso de acciones ofensivas y violentas. Para ello, utilizan conceptos como el desarme, la autodefensa frente a la “violencia institucional” que impone proyectos considerados “ecocidas” o, más recientemente, la noción de “ecorresistencia”, por oposición a ecoterrorismo, que fue utilizada por el Ministro del Interior y Asuntos Marítimos tras la manifestación de Sainte-Soline. De hecho, los SLT consiguieron hacer de la protesta contra las “megabalsas” una verdadera cuestión social, que ahora está en el centro de la actualidad mediática y de protesta, gracias a la importante cobertura mediática de este asunto y a los numerosos debates que siguieron al episodio de Sainte-Soline (los SLT, de hecho, asumen estas acciones radicales, que alimentan las polémicas y garantizan la cobertura mediática).

COMENTARIO:

Los SLT han desempeñado un papel fundamental en el endurecimiento de los métodos operativos y el establecimiento de un “flanco radical” comprometido con las luchas ecologistas, permitiendo así un desplazamiento de la ventana de Overton: las acciones, consideradas demasiado extremas la primera vez, se vuelven, por costumbre, menos violentas a los ojos de los activistas, y las acciones que no obtuvieron el apoyo de una mayoría de la población acaban pareciendo menos radicales. La gran repercusión de este movimiento innovador, considerado recientemente un “modelo de éxito a seguir” en un post de Cerveaux Non Disponibles subtitulado “interés común y diversidad de tácticas”, debería seguir influyendo fuertemente en la radicalización de las luchas ecologistas, que se ha acelerado en los últimos meses. Basándose en este éxito, podrían crearse ramas locales de SLT en todo el país.4

1Es decir: tierras de cultivos de proximidad

2Jornadas de acción contra macroproyectos logísticos en París y su área metropolitana, N.d.T.

3En palabras de Soulèvements: El término “artificialización del suelo” designa un cambio de uso del suelo, es decir, de suelo agrícola a suelo generalmente cimentado para otros fines. Esto es el caso, por ejemplo, del proyecto de construcción de un “ecobarrio” en Les Vaîtes, en Besançon, donde antes se realizaban actividades de horticultura, o de las decenas de hectáreas de vegetación devoradas por la expansión de las canteras de arena en Saint-Colomban y de las excavaciones para instalar las megabalsas. N.d.T.

4Tenía razón el sociólogo policíaco: a mediados de mayo ya hubo más de 120 grupos locales de Soulèvements (N.d.T.)

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